martes, 4 de enero de 2011

Araña esbozada en un sueño

La araña, la arañita -¡tan chiquita, tan grácil!- corretea como una tenebrosa mota de polvo azuzada por el Bóreas; se detiene, vacila, se desliza mi araña -tan sutil, tan silenciosa!- aéreamente por las esquinas misérrimas, grisáceas; se apresura mi arañita -apenas ha salido del huevo, ¡y tan precoz, tan apurado arácnido de negocios!- con mecánico movimiento, con ineluctable voluntad. Corretea por mi pierna, explora mi cintura, zapatea con mucho salero mi arañita -¡qué artista, y olé!- en la tarima carnosa que es mi pecho. Tras el asalto, el paseo, la exhibición, se agota mi arañita -¡tan frágil!-, se ruboriza mi arañita -¡tan tímida!- y da media vuelta mi arañita y se va sin decir adiós.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.