He aquí un cuaderno de notas que no ocupa centímetros cuadrados, unos momentos de éxtasis o de desencanto transcritos a la lengua, plasmados en ordenadas, desfilantes letras; he aquí un espacio virtual donde el mundo es poliédrico, donde el tiempo es un garabato, donde las ideas claras son sutiles sensaciones atrapadas por el instinto...donde, entre cráteres y honda oscuridad, puedes oír cómo, hasta en la superficie lunar, hay algo que susurra.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Callad
Callad, cigüeñas crotorantes, lechuzas pasmadas, sombras susurrantes y otros monstruos noctámbulos, callad vuestros picos y no chasqueéis más vuestros dedos animales...no quiero oír lo que tenéis que decirme, no quiero saber qué de vosotros veis en mí...qué tengo yo de monstruo. Antes prefiero creerme inefable, saberme infalible, entenderme como la brisa suave en la cara, no como una caverna: no como vosotros; ¿por qué? bueno, esa pregunta tiene una evidente respuesta: porque soy un cobarde.
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